Almacenaje de juguetes

Al igual que cuando vamos a cocinar una tortilla de patatas, no tenemos por casa los ingredientes revueltos y cada uno tiene su lugar de almacenaje concreto (en un sitio están las patatas, en otro los huevos, en otro la cebolla, en otro la sarten, en otro el aceite, la sal…), ¿por qué pensamos que con los juguetes tiene que ser diferente? Si todo en nuestra casa tiene un sitio específico, ¿en qué momento se nos ocurrió que era buena idea tener todos los juguetes mezclados y sin orden en un gran baúl? 

Nosotras somos muy defensoras del caos en el juego, pero también del orden y de que cada material tenga su sitio una vez hayamos finalizado, pues esto facilitará muchísimo el tener los juguetes de forma organizada y les dará muchísima autonomía a la hora de guardarlos.

Adultos y niños/as no tenemos el mismo sentido del orden y del caos y a veces nos cuesta ver que ellos y ellas ven orden donde nosotros solo vemos un amasijo revuelto de piezas caóticamente dispuestas. Es la expresión de dos polos opuestos por los que transitan con una facilidad tremenda, algo importantes para ellos/ellas y muy presente en su vida cotidiana, como por ejemplo el paso de la risa al llanto, de la pelea al abrazo, del aburrimiento supremo a la diversión sin fin…

En el juego pasa lo mismo. El orden pasa en cuestión de segundos a ser un infinito caos sin ninguna dificultad, porque también ahí reside su esencia y su maravilla. ¿Hay alguna forma de darle un poco de coherencia a ese despliegue? Normalmente, ayuda mucho que les ofrezcamos límites espaciales claros que les permitan contener el juego, como pueden ser cajas o cajones grandes, un alfombra, una bandeja de dimensiones suficientes, un mantel, una pieza de fieltro… para que juegen dentro de los límites del mismo con sus construcciones, sus minimundos…  Esto permitirá dar algo de coherencia al caos y buscar un equilibrio dentro del mismo, que luego sea relativamente fácil de restablecer hacia el orden para que el caos puedea volver a aparecer. No hay caos sin orden y viceversa.

Cada cosa tiene que tener un sitio y es fantástico que los juguetes puedan ir rotando, para que los niños y las niñas saquen el mayor partido a todo lo que tienen. Normalmente, solemos darles demasiadas cosas, que generan un sobreestímulo enorme y al final, terminan por no jugar con nada. Si veis que un juego o material no funciona durante un tiempo, es una oportunidad maravillosa para retirarlo y ofrecérselo mucho tiempo después. Puede que sus intereses o su forma de jugar hayan evolucionado a algo diferente y entonces sí que sea un buen momento para que lo use y disfrute.

Nuestra recomendación es que elijáis contenedores de almacenaje de tamaño medio, evitando aquellos que son más profundos con la idea de que así, cabe más. Se harán muy complicados de manejar y transportar y además, el hecho de que se vea el fondo de los mismos hará que no tengan que rebuscar mucho para encontrar lo que necesitan. Y así, además, evitarás encontrar toda clase de objetos enterrados entre tanto juguete.

Nuestros contenedores favoritos son sin duda los cestos de mimbre para el almacenaje de juguetes o aquellos que sean de tejidos naturales. Los preferimos muchísimo antes que las cajas de plástico, que no son materiales sostenibles y que son mucho más feos a la vista.

También encontraréis en este apartado cajas de clasificación, porque van genial para almacenar pequeñas piezas o para guardar, por ejemplo, material para manualidades con niños y niñas. Una pequeña ayuda más para facilitar el orden de los materiales de juego y arte en vuestra casa, a la vez que le dais un uso a juegos de etapas anteriores que posiblemente, ahora les queden demasiado pequeños.

Dicho esto, y sin ánimo de contradecirnos, también muchas veces debemos dejar un poco de lado esta obsesión que tenemos las personas adultas por el orden. Es decir, que si hay posibilidad y podemos permitirnos dejar las creaciones en las que han trabajado unos días, pues también es algo maravilloso. Hay juegos que no terminan en unas horas y que pueden prolongarse varios días, lo que es también una dimensión preciosa de lo que está ocurriendo y de todo ese camino que han recorrido. Para ellos y ellas es frustrante a veces tener que destruir todo aquello que han conseguido pasadas unas horas, porque no les ha dado tiempo a cerrar el círculo completo y quieren continuarlo en el futuro.