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Podemos definir como piezas sueltas a todo ese material no estructurado en el cual vemos una potencialidad de juego libre. Son esas piezas que, sin ser realmente juguetes, deja a los niños y las niñas a su aire y acabarán por transformarlos...
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Podemos definir como piezas sueltas a todo ese material no estructurado en el cual vemos una potencialidad de juego libre. Son esas piezas que, sin ser realmente juguetes, deja a los niños y las niñas a su aire y acabarán por transformarlos en cualquier cosa. ¿No habéis observado cómo ellos y ellas son capaces de jugar de forma supercreativa con objetos cotidianos que les llaman la atención?
Dicho de otra manera, las piezas sueltas son aquellos materiales u objetos muy básicos, que sin ser nada, o precisamente por serlo, son capaces de servirnos para cualquier cosa que queramos imaginar si cambiamos de gafas y nos despojamos de la mirada adulta. Si nos dejamos ser niños y niñas, vamos.
Una pieza suelta podría ser desde una piedra, un palo, un tapón, un ladrillo, una chapa, pinzas de la ropa, tubos de PVC, canicas, retales de tela, conchas, hojas, hasta trozos de cartón, bloques de madera, anillas, cáscaras de huevo… ¡y así hasta el infinito y más allá! Sería la materia prima, el ingrediente, el detonante, la herramienta, para construir un coche, una casita, un refugio, un personaje, un avión, un elefante… bien en combinación o por sí mismos. Solo usando la imaginación.
A nosotras, las piezas sueltas nos fascinan, obviamente, porque nos parece que ponen en marcha mecanismos mágicos que verdaderamente resumen lo que es jugar. Primero, y antes de nada, generan una conexión espectacular con el propio yo, ya que al no ser nada en sí mismas, es imperativo que la niña o el niño estén presentes para decidir en qué quieren transformarlas. La pieza suelta no eclipsa ni guía el camino, como puede hacerlo un juguete muy definido, sino que espera paciente a que alguien le de sentido, la transforme y saque a la luz todas las vidas que lleva dentro.
Cuando un niño o una niña juega con un puñado de piezas sueltas, es posible que entre en trance, en ese estado de juego pleno que es tan bonito de ver. Puede durar poco o mucho, no importa, pero alcanzar ese Nirvana del juego es lo que verdaderamente hace que se pueda sacar de él el verdadero jugo del aprendizaje y el disfrute.
Las piezas sueltas nos enseñan a dejarnos guiar por la intuición para crear con los objetos de los que disponemos. Es una actividad libre, que no está sujeta a más normas que las de la física o las de nuestra propia seguridad, es tan abierta como lo seamos nosotros y nosotras. Nos llama desde el otro lado de la creatividad y aporta flexibilidad en el camino a nuestro cerebro. “Todo es posible”, nos susurran.
La vida cotidiana es un enorme, gigantesco, almacén de piezas sueltas si aprendemos a mirar. Las niñas y los niños lo hacen mucho mejor que nosotros/as, eso seguro. Al principio, cuesta un poco verlo y todos y todas tendemos a buscar aquellas cosas pequeñas, repetidas, manejables, pero… las piezas sueltas no entienden de tamaños, ni de colores, ni de formas concretas. Al final, una acaba preguntándose si no estará todo hecho de un cúmulo de piezas sueltas combinadas de distintas formas…
Cuando pongamos el chip en marcha, podremos ir recogiendo un montón de piezas sueltas para terminar teniendo una buena colección. Cuantas más texturas, más colores, formas, tamaños, temperaturas, durabilidad… más enriquecedor puede que sea el juego posterior, pero no nos obsesionemos por eso, no vaya a ser que nos pasemos de la rosca. Da igual si tenemos miles o unas cuantas, lo importante es ver cómo se desarrolla el juego a su alrededor.
Hay muchas formas de presentar las piezas sueltas a las niñas y a los niños y dependerá de los intereses o la formación de las personas adultas que haya alrededor. Una posibilidad es ofrecerlas, tal cual, y dejar que sean ellos y ellas las que las cojan y usen a su antojo. Las piezas sueltas son elementos clave en instalaciones, provocaciones de juego, espacios de juego, atelieres… muy extendidos en las escuelas o espacios Reggio Emilia y también un pilar básico del juego heurístico, aunque su uso está súper integrado hoy en día.
Nosotras hemos querido recoger en este apartado un montón de piezas sueltas que pueden ayudar a completar esa colección fruto de la recolección diaria que vayáis haciendo. Como veréis, tenemos un montón de propuestas de muy diversa naturaleza, que aportarán otro prisma diferente a las que ya tengáis. Algunas quizás sean más duraderas, o seriadas, o tengan colores y formas más difíciles de encontrar en vuestro entorno.
Con el fin de poner un poco de orden en este gran cajón de piezas sueltas que tenemos en la web y ayudaros en la búsqueda, hemos hecho una ordenación de todas ellas en base a los materiales de los que están hechas, como propone el libro de “Piezas sueltas”.
Esperamos que en esta sección se vea la pasión y la admiración que tenemos por este tipo de material no estructurado.
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