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Elfriede Hengstenberg fue una pedagoga alemana que consagró su carrera al estudio de la necesidad de independencia del niño tanto en la quietud como en el movimiento.
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Elfriede Hengstenberg fue una pedagoga alemana que consagró su carrera al estudio de la necesidad de independencia del niño tanto en la quietud como en el movimiento.
Hengstenberg era profesora de educación física pero ya en el inicio de su carrera, trabajando con los niños y las niñas, se dio cuenta de la poca correlación que existía entre las capacidades motoras que ellos y ellas demostraban en sus clases con su comportamiento en la vida real. Sus posturas eran totalmente insanas a la hora de sentarse, de caminar, de tumbarse en el suelo… y eso la inquietó profundamente.
Empezó a enfocar su enseñanza no simplemente en la adquisición de aptitudes y competencias físicas de excelencia en sus clases, sino que, muy influenciada por el trabajo de Emmi Pikler entre otros, empezó a dirigir sus enseñanzas hacia la conciencia del cuerpo a través del movimiento libre y espontáneo, donde la quietud también tomaba un protagonismo enorme. Con ello buscaba que los niños y las niñas fueran conscientes de sus propias limitaciones (para poder así superarlas) y sus posibilidades (para cultivarlas), con el fin de que ganaran independencia no sólo física, sino también emocional.
Su obra, “Desplegándose”, que podéis encontrar en nuestra tienda, es una interesante recopilación de sus observaciones y su experiencia directa, contada en primera persona y con un soporte fotográfico muy extenso de las actividades que desarrollaba con niños y niñas concretos, cuyos casos particulares presentan a lo largo de las páginas.
Muy preocupada por esa falta de conexión entre los ejercicios de la vida cotidiana y lo que ocurría en sus clases, solía incluir en sus clases reflexiones sobre las posturas que son más frecuentes en nuestro día a día, con el fin de discutirlas en grupo y encontrar soluciones para hacerlas más fluidas (cómo dormir, cómo sentarse, cómo estar de pie…). Además, durante sus sesiones en la escuela, Hengstenberg presentaba a sus alumnas y alumnos sus propuestas de una forma atractiva y a partir de ahí, les otorgaba la oportunidad de explorar e investigar de forma totalmente libre, sin intervenir hasta que al menos, dichas propuestas no alcanzaran un grado de madurez adecuado para introducir sus explicaciones. De esta forma, les permitía luchar solos y solas con sus propias dificultades, sin guiarlos en la forma que tenían de abordarlas o de emprender acciones por iniciativa propia.
En sus propias palabras, Elfriede Hengstenberg decía que "siempre he tratado de ayudar a los niños lo menos posible. Si los mayores intervienen directamente con demasiada frecuencia los niños no se esfuerzan los suficiente. Si los niños se ayudan mutuamente raramente obtienen más ayuda de la necesaria". No podemos estar más de acuerdo con esta mirada.
A nosotras, de forma particular, nos parece que uno de los grandes aportes que supusieron sus estudios y su enfoque del movimiento respecto a otros trabajos de psicomotricidad que existen, es que Hengstenberg propuso un movimiento controlado, totalmente consciente, sin colchones ni superficies suaves, sino que todo se realizaba sobre el suelo duro. Era una forma de que los alumnos y alumnas mantuvieran los 5 sentidos puestos en la actividad que se estaba llevando a cabo, cosa que nos parece maravillosa.
Esto no lo decimos en forma detractora a otros tipos de propuestas de psicomotricidad, que son totalmente válidos, solo que nos parece súper interesante el enfoque de poner conciencia durante el movimiento porque creemos que aquellas niñas y aquellos niños que tienen alta necesidad de movimiento corporal, pueden encontrar en el trabajo de Hengstenberg un reto interesantísimo, que es mantener la concentración mientras se mueven, igual que lo hacen los malabaristas o trapecistas.
Hoy en día, el método Hengstenberg sigue siendo un modelo a aplicar en las clases de educación física en contraposición a las programaciones más clásicas: sesiones abiertas a modificaciones sugeridas y aprobadas por el grupo, en las que los propios niños y niñas pueden proponer variaciones de los ejercicios, prestando especial importancia a la cooperación y el respeto de cada ritmo, para poder desarrollar habilidades en un ambiente sin presiones y juicios.
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