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En este apartado encontraréis Puzles y mandalas utilizados en la pedagogía Waldorf.
Además de las cualidades físicas de todos los juguetes Waldorf: nobleza de los materiales, colores y diseño sencillo, lo primero que llama la atención...
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Una versión con composición de paisaje de nuestros puzles...
En este apartado encontraréis Puzles y mandalas utilizados en la pedagogía Waldorf.
Además de las cualidades físicas de todos los juguetes Waldorf: nobleza de los materiales, colores y diseño sencillo, lo primero que llama la atención sobre los puzles y mandalas Waldorf es la belleza visual que tienen. Otra característica importante de las propuestas de puzles Waldorf es que sus piezas pueden utilizarse para dejar fluir la imaginación y crear dibujos usándolas como piezas sueltas. O incluso para combinarlas para crear figuras más realistas jugando con las formas geométricas. En algunos casos, además, su grosor también permite que puedan usarse como material de construcción sencillo. Es por todo ello, un material ideal para poner en práctica la percepción espacial y el pensamiento lógico.
Hay puzles que reflejan las estaciones del año, los elementos de la naturaleza… los típicos mandalas, o también, piezas en tres dimensiones, como la figura de fuego o el mar y olas que encontraréis en este apartado.
Sus tonalidades siguen la Teoría del Color de Goethe y su disposición en el marco de madera fomentan diferentes sensaciones asociadas a dichos colores. Johann Wolfgang Von Goethe fue un gran hombre de letras pero también un gran investigador sobre el color. Según sus estudios, él mantenía que la percepción del color no es una cuestión puramente física de captación de la luz, sino que en dicho mecanismo entran en juego variables de aspecto subjetivo. Su teoría es muy importante para la pedagogía Waldorf y esto se refleja en todos sus materiales de juego.
Goethe sostenía que la subjetividad forma parte de la percepción por eso, ante un mismo objeto pintado de negro o de blanco, el tamaño que percibimos del mismo es diferente. Él hacía referencia a que cuando miramos fijamente un objeto de color durante un tiempo determinado, posteriormente podremos percibir en la retina dicho objeto pero en su color complementario .
Así, los niños y las niñas pueden aprender la relación entre los colores con estos puzles y mandalas Waldorf, mezclado las piezas de colores y colocándolas luego diferenciando los colores primarios y complementarios, disponiéndolos de forma opuesta en un círculo. También, por ejemplo, pueden seleccionar los colores primarios y colocar el color que es el resultado de mezclarlos a su lado. Para ello, sugerimos que las niñas y los niños descubran primero cómo se pueden mezclar los colores experimentándolo con pinturas o acuarelas de color.
Estos mandalas y los puzles son muy extendidos y apreciados por las familias y escuelas Waldorf , pero resultan igual de atractivos e interesantes para cualquier familia. Son puzles que pueden parecer simples y que a la mayoría se nos escapa la riqueza que albergan.
Da igual su grado de dificultad, ya que normalmente, sus llamativos colores y las repeticiones geométricas de las piezas configuran una armonía muy placentera de ver. No en vano, forman parte de la sabiduría y la meditación hindú y se se utilizan para la concentración de la energía y la relajación.
Para hacerlos, ponemos en marcha altas dosis de concentración y conexión con nosotros/as mismos/as. Es una forma de estar en el aquí y ahora, canalizando muchas de las emociones que llevamos dentro sin darnos cuenta a medida que colocamos de forma terapéutica cada una de las piezas en infinitas posibilidades. Seguramente, no conseguiremos hacer nunca un mandala igual a otro, a no ser que nos lo propongamos mucho y tomemos apuntes.
La geometría es fundamental a la hora de construir los mandalas y es todo un reto para los niños y las niñas encontrar el orden armónico en los colores y las formas de sus piezas. Así, estimulan la flexibilidad interior y la fantasía, aportan creatividad al pensar y despiertan lo que en la pedagogía Waldorf se denominan, las fuerzas creativas y formativas. Las imágenes especulares, las distancias, las paralelas, las diagonales, las secuenciaciones… que manejaremos sin darnos cuenta siquiera buscando la armonía y la belleza. ¡Qué alegría se siente cuando acabamos y vemos el resultado!
Un juego abierto por definición, nada estructurado, libre. Una gozada cuando se engancha con la actividad y miles y miles de posibilidades de crear.
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