Una mesa de luz es, como el nombre indica, una tabla con una superficie translúcida y una base luminosa que se ilumina con la luz. Una herramienta lúdica y educativa que llama mucho la atención de las niñas y los niños porque les permite experimentar a través de los sentidos y ofrece mil posibilidades.
Hoy retomamos un post que publicamos hace tiempo pero que pensamos que sigue estando a la orden del día. Siempre las palabras de Luis María Pescetti son un bálsamo para nosotras, o un revulsivo que nos hacen plantearnos antiguas creencias que llevamos en la mochila o nuevos puntos de vista. A veces, simplemente, son capaces de expresar mejor que nosotras mismas exactamente lo que pensamos.
Juego simbólico es aquel que sucede cuando observamos a las niñas y los niños explorando espontáneamente en la representación de roles, acciones y entornos adultos. Las niñas y los niños necesitan “jugar a la vida” para, valga la redundancia, aprender a vivirla y el juego simbólico es su mejor campo de exploración seguro para ensayar la “vida adulta”.
Los minimundos son una expresión de juego simbólico libre no estructurado, en la que los niños y las niñas representan de forma real momentos de su vida cotidiana o escenarios imaginarios a pequeña escala, usando todo tipo de materiales, ya sean estructurados o no, piezas sueltas y objetos del día a día.
¿Quién no juega con la arena en la playa? Os proponemos trasladar esta experiencia a casa y sumarle la posibilidad de manipular con diferentes utensilios para ver como la arena cae, como se filtra, como pasa de un contenedor a otro… Un obrador es un espacio de experimentación donde los que juegan exploran desde sus propias necesidades.
Las mesas de estación son una manera de llevar a casa o al aula un pedacito de la naturaleza. De esta forma, los niños y niñas pueden observar y tomar consciencia de las características más representativas de cada estación.
De la infancia se dicen muchas cosas buenas. Pero paralelamente hay otro relato que se impone con mucha más fuerza y que consiste en encasillarles fijándonos en un aspecto remarcado de su personalidad. Es algo bastante injusto porque todas las personas, niñas, niños y también adultos, somos muchas cosas, no solo somos aquello que más llama la atención de nuestra forma de ser.
A través del juego con muñecas y muñecos, los/las niños/as satisfacen una necesidad de identificarse, representando momentos de la vida cotidiana para expresar lo que sienten y entender mejor el mundo. Casi nada, ¿eh? Pero, con todas las que hay en el mercado, ¿cómo elegir entonces la más adecuada?
De manera general, los espacios por los que nos movemos están adaptados a las personas altas. Las mesas, los mostradores, el mobiliario, incluso los museos. Es difícil observar lo que ocurre cerca del suelo si no bajamos a él pero cuando lo hacemos, nos percatamos de cosas que pasan desapercibidas mirando desde arriba. No hace falta jugar si no queréis, solo con bajar es suficiente. ¡Probadlo!
No, no nacemos con la capacidad innata de imaginar y de hecho, la imaginación es un proceso evolutivo del cerebro que necesita tiempo y que no se puede forzar por mucho que lo intentemos. Detectar cuando una niña o un niño está imaginando es en realidad bastante sencillo, ¿queréis saber las señales?
Carmen y Claudia somos dos madres apasionadas por el juego infantil, aquí publicamos nuestros artículos de opinión y también los de otros profesionales con los que compartimos las mismas inquietudes.