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29 de Agosto de 2022 Categorías: Educación , Hablamos de nuestros productos , Los niños siempre juegan y siempre jugarán a… , Mirada pedagógica , Momentos de juego , Propuestas Jugar i Jugar
Si leíste nuestro último post en el blog sobre el cesto de los tesoros, seguro que te interesará saber sobre el juego heurístico. Se trata de la evolución natural del cesto de los tesoros que desarrolló la británica Elinor Goldschmied. Diplomada en psiquiatría social, ejerció inicialmente de maestra y asistente social y durante la segunda mitad del siglo XX desarrolló una tarea maravillosa con la primera infancia.
El juego heurístico es la continuació del juego con el cesto de los tesoros y la antesala del juego simbólico. Si en el cesto de los tesoros colocamos piezas sueltas y material no estructurado en un recipiente poco profundo para que el bebé que aún no camina explore cada uno de los objetos, el juego heurístico amplifica el abanico de propuestas y materiales sensoriales con la finalidad que el niño o niña encuentre relaciones entre ellos.
Que encajen, apilen, abran, cierren, llenen, vacíen… Y una vez han jugado solos, se los anima a recoger, ordenar y clasificar todos los objetos por forma, tipología o origen.
En el juego heurístico es vital que la niña o niño vaya a su bola, sin la interacción del adulto/a más allá de preparar el espacio y vigilar por su seguridad en todo momento.
El juego heurístico está pensado para el momento en qué el bebé empieza a andar y a descubrir de forma autónoma, ya a pie, todo lo que le rodea. De los 12 a los 24 meses es una etapa marcada por la curiosidad y la exploración. El juego heurístico permite explorar con total libertad una gran variedad de objetos que no tienen la forma habitual del juguete para acompañar en las ganas de descubrir.
Pasada esta etapa, suele llegar el juego simbólico. A los niños y niñas les encanta imitarnos y participar en nuestras acciones. Suele desarrollarse cuando ya se adquiere un lenguaje más estructurado y aparece la imaginación alrededor de los 3 años.
La propuesta d’Elinor Goldschmied es una oportunidad maravillosa para dejar que los niños y niñas exploren en un ambiente de calma, alejado de la sobre-estimulación a la que normalmente están sometidos/as sin darnos cuenta. Acompaña así el enriquecimiento de las capacidades físicas, mentales, sociales y emocionales de los más pequeños. Y también ayuda el adulto a conocer muchos aspectos sobre las niñas y los niños.
Del mismo modo que el cesto de los tesoros, el juego heurístico se basa en potenciar la capacidad espontánea del niño o niña. Permite la exploración, manipulación, experimentación y búsqueda.
Al darles tiempo y no imponer ninguna guía, el niño o niña ejercita la capacidad de atención plena con lo que está haciendo.
Los objetos no son de grandes dimensiones y tienen mil posibilidades que dan juego a ejercitar con las manos y los dedos. Porque manipularlos y jugar con ellos requiere tareas como la presión, el encaje…
Es así como, poco a poco, y sin ayuda, evoluciona la coordinación mano-ojo. Es cuando de golpe observamos que han encajado dos piezas cuando nadie antes les ha enseñado cómo hacerlo.
Cuando intenta relacionar los materiales heurísticos (ponerlos uno dentro del otro, que choquen, apilarlos) en respuesta a una curiosidad personal, aprenden nuevos esquemas mentales.
Los elementos del juego heurístico acostumbran a estar repetidos, lo que permite que el niño o niña empiece a poner orden mental por colores, texturas, formas…
Puede ser que un cesto esté muy lleno, que una pieza no encage, las otras sí… En el juego heurístico también se aprenden conceptos matemáticos.
La fase de recogida también es importante y así se acompaña la adquisición del hábito de ordenar el material.
De los 12 a los 24 meses se empiezan a decir las primeras palabras. Durante la fase de recogida es una buena oportunidad para enriquecer tanto el lenguaje verbal como no verbal.
Se trata de un juego que suele proponerse en las escuelas infantiles donde se promueve el respeto hacia el otro, así como con los objetos.
El juego heurístico es una propuesta que se puede hacer en casa, en un rincón preparado, o también en un espacio de crianza con un grupo reducido. Hay muchas escuelas infantiles que tienen un espacio preparado para esta finalidad que ya dispone de cajas para que los niños y niñas puedan clasificar y recoger.
En un espacio con muchos niños y niñas es recomendable hacer “estaciones” diferentes par que cada niño y niña tenga la suya. Una forma, si se sigue la metodología Montessori, es poner el material encima de alfombras, porque cada niña o niño tiene su propio espacio. En cada “estación”, se pone un material dentro de un contenedor.
El adulto/a ambienta el espacio sin los niños y niñas. Una vez todo está listo, se hace la propuesta animando a los niños y niñas a respetar el espacio de juego de sus compañeros/as. Es un momento de exploración y combinación de objetos que, de la misma forma que con el cesto de los tesoros, os va a sorprender la capacidad de atención y concentración que suele conllevar.
Una vez iniciado el juego, el adulto/a se tiene que limitar a responder solo en caso que el niño o niña se acerque para enseñar o compartir alguna cosa y, obviamente, para evitar cualquier situación de peligro.
Una vez decaiga el interés, es el momento en qué el adulto/a tiene protagonismo. Los niños y niñas y el adulto/a colaboran para dejar el espacio en orden agrupando todos los materiales que haya por el suelo y clasificándolos por similitud. Es un buen momento para aprovechar y enriquecer el lenguaje y conceptos básicos como “debajo de…”, “al lado de…”, “estos son iguales…”.
Hay dos categorías fundamentales: los objetos y los contenedores, que son tan importantes como los primeros porque permiten clasificar, ordenar y jerarquizar.
Consideramos que es ideal que los materiales no sean juguetes estrictamente. ¿Esto qué quiere decir? Hablamos de piezas sueltas y material no estructurado. Dicho de otra forma: objetos cotidianos o incluso, si es seguro, material reciclado. Cuanto más variedad de texturas, colores, pesos, medidas, encajes…más enriquecedora será la actividad. ¡Tanto las posibilidades como la forma de clasificarlos son infinitas!
En nuestra web tenemos una amplia selección de productos seguros. Muchos de ellos ya los propusimos para el cesto de los tesoros.
Naturales: piñas, conchas grandes (para evitar que se las puedan tragar), calabazas…
Elementos hechos con material natural: cestos pequeños, cepillos, brochas de afeitar, pinceles…
Piel, ropa, goma, forro i cartón: cajas, libretas, tubos de papel higiénico de cartón….
Madera: cucharas de cocina, anillas, cubiletes, rodillos, monedas de madera, argollas, castañuelas, agujas de tender la ropa…
Cestos: Recomendamos hacer una buena inversión en cestos. Si pueden ser de fibras naturales, mejor. En nuestra web tenemos una amplia selección de diferentes medidas y alturas. La mayoría son de yute y hierba marina: como este conjunto de tres de nuestra web que tenemos en diferentes colores, o estos de más altura también de yute. ¡Estamos enamoradas y tienen una textura y colores preciosos!
Los cestos son un básico no solo para el juego heurístico, también lo son para toda la infancia. Para el juego simbólico servirán para mil cosas. Y cuando crezcan, para guardar cromos, las piezas del juego de mesa, lápices, pendientes… Será un material que nunca os va a sobrar.
Pequeños recipientes. Boles de acero inoxidable -aún mejor si son reflectantes-, un pequeño cubo, una lata con tapa, media cáscara de coco… Son propuestas geniales para clasificar y que además tienen mil posibilidades sensoriales.
Bandejas. Es también una opción para clasificar y ordenar en el suelo, aunque nosotras preferimos los cestos que son más llanos porque los objetos no resbalan tanto.
Hueveras y envases. Es una opción casera práctica para la clasificación. Es tan fácil como guardar las que tengamos en casa y pueden servir para muchos usos.
En Jugar y Jugar pensamos que los cestos y cajas para ordenar tienen que ser de una medida pequeña o mediana porque así intentamos no saturar el ambiente, tienen un límite de capacidad y para los niños y las niñas es más fácil mantener el orden.
Al verlos os vais a preguntar: ¿qué tienen de especial? Ofrecedlos a una niña o niño y dadle tiempo: vais a alucinar con las posibilidades de juego que tienen. Además, si añadís unos palillos chinos, el juego se multiplica. Se pueden encajar, mirar a través, clasificar por gradación de colores, por hileras, patrones, poner cosas dentro y hacerlas sonar. Y con los palillos se pueden conectar y hacer torres más altas.
¿Quién no ha pasado tiempo de pequeño/a jugando con la bolsa de botones de la abuela? Estos botones muy grandes están indicados justamente para el juego heurístico porque ya en si son una explosión sensorial, como también si se ponen dentro de un bol. Pero también se pueden clasificar tanto por medidas como por colores, por hileras, montoncillos, apilables…
Este conjunto de 24 boles de madera de 6 colores y cada uno de ellos degradado en 4 tonalidades diferentes es un éxito asegurado si se combina com unas canicas (siempre con la supervisión de un adulto) o de otros objetos que puedan colocar dentro. Además, los boles ruedan súper bien, se encajan de forma piramidal i nos invitan a entender la degradación de colores. El degradado habla de matices: las cosas no son iguales aunque los parezcan. Se trata de un material evolutiva: con un año os recomendamos retirar las piezas más pequeñas.
Un material que parece muy muy simple y que recomendamos de los 6 meses hasta los 5 años, ya que en cada etapa van a darle usos diferentes. Estas anillas, además de ser un mordedor para los más pequeños, son geniales para unirlas las unas con las otras y para colgar cosas. Son blanditas, pueden pisarlas, tirarlas al suelo o golpearlas sin ningún miedo.
Otra pieza evolutiva que pueden usar en un futuro con los bloques de construcción y en la creación de minimundos. Los Abel blocks proponen una forma diferente de construir porque tienen líneas curvas e invitan a explorar la simetría, el equilibrio, la armonía y la belleza.
¿Qué idea preferís? Os invitamos a hacer una propuesta de juego heurístico, sea en casa o en el aula. Pero tened siempre en cuenta esta máxima: “Las niñas y los niños no necesitan ayuda, ¡necesitan tiempo!”.
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