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Libros de fotografía para niños y niñas

22 de Febrero de 2021 Categorías: Mirada pedagógica

Libros de fotografía para niños y niñas

Foto de portada: Sebastião Salgado, Génesis

Durante la educación de nuestros hijos e hijas, así como en las aulas, tenemos muy presentes los cuentos, que guardamos como tesoros en librerías maravillosas. Las historias contadas, son sin duda una fuente potente de aprendizaje que nos viene como un legado desde tiempos remotos y que nos acompaña en la construcción de nuestro mundo interior y en la comprensión y el estar en el exterior.

Sin embargo, hoy venimos a hablaros de algo que solemos hacer poco y es acercar la infancia a la fotografía. Claudia nos enseñaba el otro día al equipo un bonito libro de fotografía que siempre estuvo en su casa y que ella hojeaba cuando era pequeña, enfrentándose a las incógnitas de una historia fija que impactaba en sus emociones de alguna forma o de otra y que debía rellenar con su imaginación para completarla. Un libro bonito, hemos dicho, pero no preciosista, sino con imágenes que mostraban también la dureza de la vida y que ella fue mascando sola una y otra vez.

Foto: Bego Anton

Podríamos discutir qué tipo de fotografías o imágenes corresponden a cada edad y seguramente habría muchos criterios diferentes, pero creemos que estaríamos de acuerdo en afirmar que una imagen nos sitúa como espectadores en un lugar de atención y asombro que parecen interesantes a priori. Luego cada familia elegirá qué tipo de trabajos enseña, qué autores/as están más acorde con sus valores o sin embargo, cuáles se confrontan más a los mismos para poder iniciar un diálogo posterior, quizás. Sea como sea, la fotografía viene a abrir una puerta maravillosa a la que queremos dedicar la reflexión de hoy.

Fotos: Diane Arbus

Es muy interesante pensar que viven en un mundo plagado de imágenes. Las ven en la publicidad que les bombardea por todos lados, en los carteles colgados en las paredes de sus ciudades y pueblos, en los libros de texto, en los periódicos y por supuesto, en la televisión o cualquier medio digital. Pero no existen apenas espacios para tocar una fotografía que no sea de índole familiar (la típica enmarcada que tenemos encima de la estantería), observarla, cogerla entre las manos en un formato texturizado, que puedan manejar. La maravilla de pasar las páginas y ver imagen tras otra con pausa, dejando que les lleguen, sin ningún texto que guíe sus pensamientos. Solos/as ante lo que en su día un/una fotógrafo/a quiso retratar para nosotros, nosotras o para él/ella mismo/a, como una expresión necesaria de lo más íntimo pidiendo a gritos salir.

La historia que consigan fabricar desde ese punto de partida infinitesimal que es la observación, será suya. Y eso es impresionante: lo que se puede llegar a construir a partir de una sola imagen (o de un trabajo fotográfico). La imaginación despertando, todas sus vivencias puestas en microsegundos al servicio de una elaboración más profunda. Un relato que surgirá del empujón que supone una chispa, una emoción hecha píxeles. 

Fotos: Txema Salvans, Perfect Day

Porque la fotografía tiene el poder de emocionarnos y la infancia no es una excepción. Una imagen puede llegar a tocarles los palos internos que sostienen las tripas, para quedárseles dentro, bien por un rato o por mucho tiempo, generando un diálogo con aquello que estén viendo. Una imagen puede hacerles sentir algo a lo que no sepan ni poner palabras y quizás, tirando del hilo, les puede ayudar a expresar aquello que sienten. 

El lenguaje visual es muy potente por la mera razón de que aquello que vemos es "real", existe en algún lugar, puede que cercano o lejano. Nos posiciona ante el mundo y a veces, eso nos permite conocer otras realidad que no tenemos cerca pero con las que igualmente podemos empatizar o que nos pueden ayudar a crecer como ciudadanas y ciudadanos. No nos traen mundos imaginarios (salvo excepciones de trabajos artísticos más producidos) sino que nos muestran vidas diferentes que cohabitan en el mismo planeta. Y eso es impactante.

Fotos: Kaylynn Deveney

Esto toma fuerza cuando observamos fotografías más enfocadas a configurarse como documentos sociales, que les sirven como prueba de algo que está ocurriendo u ocurrió en el pasado, que ya no está pero que nos ha ayudado a construir la civilización que somos hoy. Les sirve para entender el mundo, cómo era antes de ellos y ellas, cómo eran las casas, como era su país, cómo es un país lejano, cómo son los niños y niñas que viven en las antípodas de su tierra, cómo es la comida en Japón, qué animales pueden encontrarse en Asia… es una representación de la realidad que está pasando o que ha pasado ya y eso es magia pura. 

Nosotras creemos que es importante educar en el compromiso como ciudadanos y ciudadanas responsables, implicados/as. Por luchar por la injusticia y por aquello que no genera una igualdad social clara y explícita. La literatura, el juego libre, las relaciones con los iguales… son fundamentales y la fotografía de este tipo, más social o reivindicativa puede ser una herramienta muy potente que les ayude a ir armando su personalidad.

Fotos: Flor Garduño

Foto: Graciela Iturbide

Igualmente, no queremos tampoco dejar de destacar el trabajo de muchos autores y autoras que como comentábamos antes, han decidido explorar un mundo más onírico en sus fotografías. Esas que les trasladan a mundos metafóricos, fantásticos, que nos presentan realidades que se mueven entre lo posible y lo imposible, lo real y lo ficticio que tantas veces se cruza en la infancia de forma maravillosa. Una propuesta muy potente que también puede llamarles muchísimo la atención y desencadenar procesos mentales y emocionales muy bonitos.

Fotos: Bego Antón

Os hemos ido dejando a lo largo de este post una serie de autores/as que a nosotras nos parecen interesantes como punto de partida o que en nuestras casas han suscitado interés. Libros de fotografía los hay a miles, así que si nuestra selección no os ha llamado ni una pizca la atención, ¡a por otros! Hay tanta fuente inagotable de inspiración que no merece la pena agotarse en pozos sin salida. Porque esto, como casi todo, solo hará sus efectos si se disfruta, ¿no os parece? 

Y por supuesto, si tenéis alguna sugerencia, ¡bienvenida sea!

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