10 juegos tradicionales infantiles que siguen siendo divertidos

Hay juegos que impregnan nuestra piel y memoria. Quizás es porque se han repetido de generación en generación hasta, vete a saber, formar parte de nuestro ADN como sociedad. Son los juegos tradicionales. Y cuando pensamos en juegos tradicionales enseguida pensamos en la calle, en jugar fuera, en el exterior, en libertad. Libertad de elección, libertad sin adultos.... Pocas normas y muchas horas.

Podríamos hablar solo de metodologías de nombres raros, de conceptos abstractos, pero hay juegos que no pasan de moda y consideramos que es importante no darles la espalda.

Qué son los juegos tradicionales

Los juegos tradicionales son juegos analógicos que llevan décadas, incluso siglos, formando parte del imaginario infantil de nuestra sociedad sin casi sufrir cambios. Son juegos mayoritariamente simples, de materiales naturales, y que no requieren más que un buen grupo de niñas y niños y unas normas que pasan de boca a oreja, sin una hoja de instrucciones. Son juguetes con los que nuestros abuelos y abuelas se lo pasaron pipa, también nuestros padres y madres, nosotros y nosotras y seguramente también se lo van a pasar genial nuestras hijas e hijos.

Por qué seguir jugando a los juegos tradicionales

Más allá del juego en sí, los juegos tradicionales albergan una dimensión que para nosotras es más importante: lo más habitual es que se jueguen en el exterior, en la calle, y entre un grupo de amigos. O sea: implica socialización, autonomía, independencia y, sobre todo, movimiento.

El movimiento y la ejecución de habilidades motrices proporciona placer, sirve para expressar emociones, aumenta la autoestima y proporciona seguridad

Jugar en la calle

Si los niños y niñas reconquistaran las calles, los barrios, a partir de los 7 años - cuando necesitan más autonomía y privacidad para jugar – les y las empoderaríamos. Jugar en la calle, muchas veces con juegos tradiciones, significa poder decidirlo todo: a qué juegan, con quién juegan, cuánto tiempo juegan, iniciar discusiones y terminarlas pacíficamente (y a veces no tan pacíficamente), enfrentarse con personas adultas por alguna travesura, asumir riesgos a su manera, tener conversaciones privadas y profundas sobre preocupaciones propias de su edad, explorar con los límites, ejercitar el cuerpo con esfuerzo pero sin sufrimiento...

En definitiva, jugar con juegos tradicionales y de calle permite una cosa vital para la supervivencia de cualquiera: conocerse a uno/a mismo/a, conocer sus propios límites y capacidades y ponerlos en práctica.

Jugar en el exterior

Jugar en el exterior tiene muchos beneficios, más de los que nos imaginamos: reduce el estrés, mejora la visión, la capacidad cognitiva, la creatividad y la resolución de conflictos, mejora la atención y las relaciones sociales...

Simplemente subiendo a un árbol se desarrolla el sentido del equilibrio, la coordinación ojo-mano, se desarrolla el sentido espacial, el control de uno mismo... y la satisfacción de subir arriba, porque subir, para las niñas y los niños, quiere decir crecer y conquistar el mundo.

Salir a jugar en el exterior quiere decir movimiento. Y moverse significa aprender. Porque los niños y niñas se mueven, paradójicamente, para poder estar quietos.

10 juegos tradicionales que nos gustan

1. La Rayuela

   Ni los expertos se ponen de acuerdo para establecer el origen de la Rayuela. En la Grecia Antigua ya existía una variante, pero el caso es que en otras culturas hallamos juegos tradicionales similares en qué el objetivo es pasar de una casilla a otra hasta llegar al 10 o al cielo.
   
   Nosotras no vendemos rayuelas, porque no es necesario, suficiente tienen con dibujar con un palo sobre la arena, però sí que vendemos uno de los materiales que las hacen únicas y especiales: las tizas. Tizas de colores que nos invitan también a redescubrir el suelo de nuestras calles, de nuestros barrios.

   
   El juego de la rayuela acompaña el aprendizaje de muchas habilidades. Primero de todo, el conocer los números, pero también aprender a trazar cajitas en el suelo, dibujarlas una seguida de la otra, con cuadrados... Y después la capacidad de tirar la piedrita donde queramos e ir perfeccionando el lanzamiento. Finalmente, la coordinación de saltar de un sitio a otro con un solo pie o dos hasta llegar al CIELO.

2. El Trompo

   Imaginad que estáis en una sobremesa familiar o con amigos. Imaginad que alguien saca de su bolso un trompo tradicional con hilo. ¿Cuántos de vosotros/as lo sabrías utilizar? Es un juego tradicional atemporal que tiene detractores y auténticos aficionados. Hay quien quizás no ha conseguido nunca hacerlo equilibrar, y otros que con paciencia y muchas tentativas finalmente adquirieron una habilidad que es como ir en bici: no se pierde.
   
   

   ¿Ya lo han probado vuestros hijos e hijas? Hacer rodar un trompo requiere de muchas habilidades. Saber enroscar bien el cordel, tirarlo bien... Pero en nuestra web también encontraréis una opción con mango que da equilibrio al giro.

3. La peonza

   Los juegos tradicionales son tan antiguos que con cada lengua, aunque sean vecinas, pueden tener nombres muy diferentes. Esto pasa con la peonza. En catalán se llama «baldufa» tanto si lleva hilo como si no. En cambio, en castellano se distingue entre el trompo y la peonza. Esta última es un modelo simple pero que también nos hipnotiza y en la web tenemos una amplia selección.
   
   
   
   Peonza sonora multicolor de colores étnicos : es de latón y produce un sonido muy delicado que solo se puede escuchar en silencio. Otro de los clásicos del mundo de las peonzas.
   
   Cajita peonza Little Things: un detalle precioso para los más pequeños/as ya que es un pequeño duendecillo escondido dentro de una cajita. La tenemos de muchos colores diferentes.
   
   Peonza manzana y limón: nos gustan tanto las frutas que hemos decidido tener una peonzafruta, una peonza con forma de fruta.
   
   Peonza plana de madera: una peonza muy simple pero que cumple con su principal propósito, girar bien.
   
   Peonza mágica: una peonza especial que cuando hace un rato que gira acaba girando sobre su palo.
   
   Peonza de Experimentación Prismo : disco peonza con muchas piezas pequeñas que, con mucha habilidad, se tienen que poner dentro del disco para generar múltiples colores.
   
   Peonza Goethe: es la peonza más elaborada que tenemos, un auténtico juego de experimentación con el color. Se trata del emblemático puzle Goethe de Grimm’s convertido en peonza.

4. El Yoyó

   Si de la peonza nos maravilla su giro, ¿qué podemos decir del yoyó? Además de hipnotizarnos con su giro, tiene la facultad de balancearse hacia arriba y abajo. Supone un excelente ejercicio de ritmo y coordinación, así como la habilidad de enroscar el hilo y hacer subir y bajar el yoyó con ligeros golpecitos.
   
   

   Sabemos que proviene de Asia. Hacia el 1.000 aC se utilizaba un instrumento similar como objeto hipnótico, pero en las Filipinas también se usaba un artefacto similar al que hoy en día usamos para cazar.

   En nuestra web tenemos tres tipos de yoyó, todos de madera y sin ruidos estridentes.

5. Las canicas

   Ya veis que el giro es el movimiento estrella de nuestros juegos tradicionales favoritos. Las canicas de vidrio son un básico de todos los tiempos. Duran, duran y duran. Y tienen un peso idóneo para utilizar en todo tipo de toboganes. También son geniales para chocarlas, hacerlas pasar por caminitos de arena, agujeros… En nuestra web tenemos un conjunto de 36 canicas dentro de una caja de latón hecho para durar, para que pasen de generación en generación.

6. Saltar a la comba

   Una buena comba es un material básico para todo tipo de aventuras. Aprender a saltar, moverse saltando, es inherente a la condición infantil. Todo niño o niña que aprende a caminar, el siguiente paso que hará, además de aprender a correr, será saltar. Y quizás saltar cada vez más alto.

   

   Saltar a la comba implica coordinación, equilibrio y ritmo, sobre todo ritmo. También coordinación con el resto del grupo que aguante la cuerda para entrar y saltar.

7. El diábolo

   
   
   Continuamos girando. Esta vez de forma lateral y ayudadas de dos palos y un hilo. El diábolo también proviene de la China y es un magnífico juego de habilidad y equilibrio a partir de los 7 años. También es un juego que te pone a prueba para intentar ir cada vez más arriba, hacer más giros..

8. Juegos de goma elástica  

   Los juegos con goma elástica también se han practicado durante generaciones en todo el mundo. Se trata de un juego de habilidad motriz que se acompaña de canciones y que implica ir superando diferentes retos de altura y complejidad de movimientos.

9. Juegos con bolos de madera

   Uno de los juguetes más universales que mantienen su encanto y atracción en los niños y niñas es el juego con bolos de madera.
   
   

   Los bolos son unos de los juguetes clásicos que acompañan el desarrollo de la coordinación, la psicomotricidad y la concentración y tienen la ventaja que pueden jugar solos o con amigos.

10. El aro con guía

    Otro de los clásicos atemporales que ha ido perdiendo pistonada en nuestros patios y que queremos reivindicar. Para hacer girar el aro hacen falta habilidades de coordinación y movimiento increíbles. El que tenemos en nuestra web es metálico y tiene una guía muy ligera pero muy resistente.
    
    

Seguro que se os han ocurrido muchos otros juegos tradicionales. ¿Cuál es vuestro favorito? ¡A nosotras nos encanta todo lo que implican giros y movimientos!