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Una experiencia de cambio en la escuela pública: la Escola Jaume I (Barcelona)

09 de Marzo de 2020 Categorías: Mirada pedagógica

Una experiencia de cambio en la escuela pública: la Escola Jaume I (Barcelona)

La semana pasada tuvimos la oportunidad de volver a la Escola Jaume I (Barcelona) para ver con nuestros propios ojos el proceso de transformación tan espectacular que se han trabajado y el cambio radical que ha experimentado el centro. Queríamos saber cómo les iba, charlar con ellos, que nos contaran cómo lo han hecho y en definitiva, cómo les ha ido con este gran reto al que se lanzaron hace ya unos años, cuando la pisamos por primera vez. Aquí dejamos nuestra crónica.

Conocimos la escuela Jaume I cuando nos llamaron porque querían aprovechar de alguna manera los pasillos tan grandes que tenían con la idea de hacer rincones de juego, una práctica muy habitual en todas las escuelas en Catalunya, y habían pensado que nosotras podríamos servirles de ayuda en su aventura. 

Cuando fuimos y hablamos con ellos y ellas, recogimos todo su entusiasmo y les propusimos que transformaran todos esos metros cuadrados tan maravillosos que tenían desaprovechados, haciéndolos funcionales, polivalentes y bellos. En seguida se mostraron muy, muy receptivos y nosotras nos emocionamos dándoles todas las ideas que se nos ocurrían fruto de la observación de muchos espacios de juego en nuestra experiencia profesional, que iban desde cómo separar los espacios a cómo acompañar a los niños y las niñas, pasando por cosas tan triviales pero importantes como de qué manera organizar los abrigos.

Empezaron primero con la modificación de estas zonas comunes de paso fuera de las aulas en el área de infantil, ya que el edificio cuenta con pasillos muy amplios que antes estaban vacíos y que pensaron que podían aprovechar para crear espacios ambientes de libre circulación e invitación al juego no guiado. Y así lo hicieron, dando una vuelta totalmente a la concepción del uso de dicho espacio, que generó un cambio positivo en todos y todas.

Después de un año y medio aproximadamente de observación, se dieron cuenta de que era un poco extraño que algo que funcionaba tan bien estuviera ubicado fuera del aula, dejando que los niños y las niñas se movieran libremente, y sin embargo, dentro de la misma tuvieran actividades mucho más guiadas. Esto también generaba algo de confusión en el momento de la evaluación porque había que evaluar al mismo tiempo ambientes totalmente abiertos de los pasillos y ambientes totalmente guiados en el aula, lo que generaba muchos quebraderos de cabeza a los maestros y las maestras. Así que se lanzaron a dar el siguiente paso transformando las aulas.

Decidieron que primero harían el cambio en P3, que es el año en el que vienen de la escuela infantil y bueno, el que se supone que están de adaptación a procesos más guiados de la escuela tradicional. Así que quitaron sillas y mesas y dispusieron rincones en las clases. No generaron ambientes repetidos en cada una, sino que distribuyeron diferentes propuestas por ellas para aumentar la oferta: arte y pintura, coches, juego simbólico, trenes... Y poco a poco, fueron incorporando estos rincones abiertos en un sistema de aulas también abiertas en las que discurría la jornada. Es verdad que a veces tenían y tienen momentos para desarrollar lo que ellos llaman “los procesos”, que son actividades más guiadas, pero en definitiva, el juego libre por rincones tiene una presencia grande en su día a día desde entonces.

Cuando vieron que todo funcionaba bien, decidieron extenderlo al resto de aulas de infantil. Todo poco a poco, de forma pensada, verdaderamente haciendo paralelamente un cambio profundo a nivel interno de nuevas formas de enseñar, de estar, de acompañar a los niños y niñas. No fue un cambio estético y acorde a las modas, sino que fue fruto de una reflexión interna de todo el claustro del colegio (desde el director hasta las personas de administración), que decidieron apostar por la innovación. Por eso, todo este cambio fue lento y sigue siéndolo hay en día.

En infantil ya está el proyecto consolidado más o menos (aunque es un proceso vivo que nunca se acaba) pero en primaria aún queda mucho por recorrer. Sin embargo, aunque no sea algo palpable aún, sí que se han hecho muchos cambios en cuanto a la filosofía pedagógica. Cambio de mentalidad y ganas de también innovar en cursos superiores que poco a poco se irán visibilizando en algo más tangible. Poco a poco, siempre de dentro, de la reflexión, hacia fuera. Como decíamos antes, lentamente.

Pese a que ellos y ellas ven todo lo que falta, actualmente cualquier persona que visite el centro puede ver que tienen en primaria también espacios muy cuidados. Patronaje, con maniquís y telas diversas para diseñar vestidos fue uno de los que más nos llamó la atención. Pero también se puede ver un gran telar dispuesto para que quien quiera se pueda acercar a tejer y del que han salido muchos tapices que decoran las propias paredes. 

La parte artística está también muy pensada y hacen escultura y pintura. Igualmente, hay un rincón específico dedicado a la escritura de cartas, por ejemplo, como visibilización de la importancia que le dan a todos los procesos de adquisición del lenguaje y de la escritura, que están presentes en muchos rincones. 

Cuando pensaron en hacer el cambio a primaria, nos llamaron de nuevo y nos preguntaron cómo organizar un espacio de ciencia interesante. Entonces, nosotras les propusimos que en vez de hacer un laboratorio al uso, montaran una cocina real pero diseñada a la altura de las niñas y los niños, con horno de verdad, fogones de verdad, electrodomésticos de verdad...

Ha sido un placer poder ver en esta visita que la cocina funciona, que es una de las joyas de la corona y que están muy contentos con la experiencia, de tal como que lo que en principio era una experiencia que iba a ser para el primer ciclo de primaria se ha extendido a todo el colegio y que por allí pasan todas y todos, desde infantil hasta sexto. Nos cuentan con alegría que es de los espacios que más les gustan y por tanto, hemos pensado dedicarle un post especial en las próximas semanas para contaros exactamente, cómo se organizan y las iniciativas que se han generado a su alrededor. Una pasada.

En este proceso de transformación total que experimenta la escuela Jaume I, además del entusiasmo y la apuesta firme de la dirección de la escuela así como del resto del personal docente, hubo varios factores que también ayudaron mucho a que la aventura del cambio esté siendo exitosa:

- BÚSQUEDA DE ACOMPAÑAMIENTO Y FORMACIÓN: en ningún momento han dudao en pedir ayuda a expertos o referentes a lo largo del camino que han emprendido. Nosotras estuvimos al inicio de todo, hablando con ellos sobre ambientes y materiales adecuados para niños y niñas en infantil, y ya pudimos ver las enormes ganas que tenían de ir hacia algo nuevo. También les sugerimos montar la cocina. Nos cuentan que Jenny Silvente acompañó todo el proceso de extensión de los ambientes y las aulas abiertas a todo infantil, que fue un gran paso para el proyecto. Y actualmente, después de haberse formado con ellos, ceden su espacio al CAIEV (Centro de Asesoramiento e Investigación de Educación Viva) para hacer cursos y actividades, con lo cual, les tienen cerca para cualquier asesoramiento en el cambio. Un acompañamiento maravilloso, seguro.

- CAMBIO DE CLAUSTRO: aunque muy lentamente, han aprovechado jubilaciones y todos las herramientas que han podido para hacer una renovación del claustro y traerse a gente con ganas de trabajar con estas metodologías educativas. Que la gran mayoría de las maestras y los maestros apuesten por este cambio pedagógico es fundamental para que un colegio así tire para adelante, ya que requiere del esfuerzo de todos y todas. Lo bueno, además, es que ha sido un proyecto que no ha venido marcado por la dirección, de abajo a arriba, sino que ha surgido de forma horizontal, con ideas y entusiasmos compartidos, con lo que hay empoderamiento de sus miembros. Además, eso asegura que el día que la dirección tenga que renovarse, habrá muchos compañeros y compañeras capaces de tomar las riendas y seguir con el camino que han comenzado.

- LA IMPLICACIÓN DE LA COMUNIDAD ESCOLAR: antes era un centro que no ocupaba todas sus plazas y que perdía alumnado a lo largo de primaria, pero ahora, tienen grupos estables. Eso permite tener en la escuela unas familias muy potentes que hacen grupo, que también se han convertido en un motor importante del cambio, aportando ideas, aportando manos para realizar actividades, buscando financiación.... Esto también forma parte de la filosofía de un claustro que escucha, abierto, que considera a la comunidad escolar como un elemento clave del proceso y les deja participar, acogiéndoles en sus metodologías y abriendoles las puertas de espacios que tradicionalmente han estado solo relegados a maestras y maestros.

Ahora, por ejemplo, están inmersas en la transformación del patio. Está siendo un proceso muy bonito en el que las familias propusieron implicar también en esta renovación de los espacios comunes, además de al AMPA y al personal del centro, al alumnado. Para ello, han contratado una empresa especializada para que dinamice procesos participativos reales, de modo que ha habido una inversión enorme en esta fase de redacción del proyecto, de recogida de propuestas… que no tiene todavía resultados que se puedan ver en el patio pero que ha sido muy interesante y necesaria. El resultado, aunque más lento, será un patio diseñado por toda la comunidad escolar, con el valor que eso representa.

Tal y como ellos/ellas dicen, ahora mismo tienen en la escuela un registro del cambio muy bonito de observar. Los niños y niñas de primero de primaria son los que han podido evidenciar el proceso entero, ya que han disfrutado de tres cursos completos de infantil con metodologías no tradicionales. Están muy contentos con los resultados y dicen que se observan en ellos y ellas, entre otros, elevados niveles de autonomía, de desarrollo del lenguaje y de respeto entre iguales.

Los de segundo de primaria estuvieron inmersos en medio del cambio, en el que ya se habían dado pasos importantes pero que aún quedaba mucho camino por recorrer. De tercero para arriba, son niños y niñas que han seguido una educación más tradicional y que no han vivido de forma directa el cambio metodológico en las aulas, aunque obviamente, es una escuela en la que los nuevos aires se respiran de forma transversal afectando a todos los cursos de alguna u otra manera.

El resultado es una escuela que tira, que se mueve, que explora y que se atreve. Una escuela que antes tenía muchas bajas, vacantes y que no lograba consolidar grupos estables a lo largo de todo el ciclo. Sin embargo, ahora es una escuela que recibe visitas de compañeros y compañeras que en sus colegios también dan sus primeros pasos hacia un nuevo planteamiento de la enseñanza. Una escuela con una comunidad educativa fuerte, con familias del barrio implicadas y remando al viento. Y con un claustro cargado de emoción y muchas ganas de seguir pedaleando. 

Nuestra más sincera enhorabuena. Ha sido un placer ver la evolución desde nuestras primeras visitas a lo que es hoy un proyecto precioso que evidencia que el cambio de una escuela tradicional con muchos alumnos y alumnas no solo es posible, sino que ya está aquí. 

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