Mesas sensoriales y contenedores

Muchos de nosotros y nosotras hemos creído, durante un tiempo, que ciertas actividades de los niños y niñas necesitaban una infraestructura especial, o un entorno concreto donde darse.

En el caso de la arena y la tierra, podemos pensar que solo la encontraremos saliendo al campo o, en el caso de las ciudades, yendo a los parques urbanos. Pero también sabemos que estos últimos y sus zonas infantiles, por desgracia tienen espacios muy reducidos para la cantidad de niños/as que acogen, y que los pequeños y pequeñas se ven abocados muchas veces a gestionar el territorio, las herramientas que traen y el propio juego. 

Disponer de un contenedor con arena en casa, o una mesa sensorial, les puede permitir experimentar en libertad, con un tiempo y un ritmo más personales y sin emplear la energía y el interés en defender un trozo de tierra, reclamar la pala que alguien se llevó o lamentar un hermoso pastel de arena que otro/a pisó accidentalmente. 

Si con el movimiento siempre van a preferir subirse a un árbol que a unas barras de madera, con la arena y el agua será preferible una playa, un arenero o un río, obviamente, pero en casa, en un patio, terraza o lavadero, o en alguna zona que tenga suelo de baldosa como lavabo o cocina, fabricar un pequeño obrador de arena o colocar una mesa sensorial  es una gran opción. 

En la tienda tenemos varios modelos de mesas sensoriales y cajas de madera para la arena, pero también contenedores de plástico que pueden funcionar bien. Sólo es necesario que estén colocados en un lugar estable, accesible y seguro. Podemos luego facilitarles diferentes materiales como palas y cubos, coladores, embudos, cucharas, conchas, regaderas… para enriquecer su juego y verles experimentar a sus anchas.

Observad a vuestros niños y niñas jugando con arena y el agua, o con cualquier otro material sensorial (semillas, legumbres, piedras, hojas…) en un entorno relajado, en casa. Veréis cómo su dinámica de experimentación, la concentración y el placer, son muy distintos de los que pueden disfrutar en un parque excesivamente poblado. Aunque por supuesto, también es una buena experiencia y os animamos a probar también a visitar un parque…¡cuando esté algo vacío!