4 claves para detectar la imaginación en los niños y las niñas

Si os hiciéramos un test, ¿cuándo diríais que se despierta por lo general la imaginación en las niñas y los niños?

A. A partir de los 2 años
B. A partir de los 3 años
C. Nacen imaginando
D. A partir de los 5 años

La opción correcta sería la B: a partir de los 3 años. ¿La habríais adivinado?

No, no nacemos con la capacidad innata de imaginar y de hecho, la imaginación es un proceso evolutivo del cerebro que necesita tiempo y que no se puede forzar por mucho que lo intentemos. Llega cuando tiene que llegar. 

La primera forma que tenemos los seres humanos de imaginar va ligada a poder transformar los objetos cotidianos que tenemos alrededor. Aparece entonces ese momento precioso en el que de repente son capaces de ver un palo e imaginar que es el remo de una barca, el mástil de un velero, una espada, o una fregona. Y las personas adultas nos quedamos maravilladas. Esto suele ocurrir a partir de los 3 años, (pueden ser 3 y medio o incluso 4, ya sabéis) y es un salto enorme para ellas y ellos. 

¿Y entonces qué es lo que hacen antes de los 3 años? Pues básicamente imitan a los mayores que tienen alrededor, a sus hermanos/as, a su padre o su madre, a otra persona adulta que tengan de referencia... Imitar no es imaginar, aunque sea muy frecuente que confundamos esta etapa de imitación con el despliegue de una imaginación incipiente que ya comienza a asomar. De momento, simplemente están fijándose en el mundo e intentando comprenderlo a través de la imitación.

4 señales para detectar la imaginación en las niñas y los niños

Detectar cuando una niña o un niño está imaginando es en realidad bastante sencillo. Os dejamos por aquí algunas señales:

Como hemos dicho, comienzan a transformar los objetos con los que juegan en otras cosas (como el ejemplo del palo). En este momento, como acompañantes, lo mejor es ofrecerles materiales de juego muy abiertos, que les permitan, justamente, dar rienda suelta a su imaginación. Cuanto menos definido esté un juguete, más recorrido tienen para imaginar, en más cosas pueden transformarlo: un coche de bomberos super detallista está genial pero difícilmente puede ser transformado en otra cosa. Sin embargo, un trozo de madera con ruedas puede ser cualquier cosa: coche, ambulancia, camión, grúa, autobús...

Es también bastante común que empiecen los juegos de roles. Si os fijáis, antes de que surja la imaginación, los niños y niñas interactúan con sus iguales pero su juego se limita a pasarse objetos, a sonreírse, a quitarse los juguetes… Pero no se asignan roles entre unos/as y otros/as. Necesitan del despliegue de la imaginación para estar preparados para repartirse papeles durante el juego: yo soy el perro y tú eres el gato, yo la mamá y tu el hermano, etc. Es una etapa diferente que se ve muy fácilmente.

Su lenguaje es mucho más rico. La imaginación está íntimamente ligada con el desarrollo del lenguaje, se van conquistando de forma paralela, así que cuando surge la imaginación, son capaces de ver las imágenes mientras escuchan un cuento o autocontarse una historia, por ejemplo. Es deslumbrante.

Se vuelven mucho más caóticos. Antes de la imaginación, están ordenando el mundo, están intentando comprenderlo, por eso muchos no toleran que nos dejemos la luz encendida, o la tapa del wc subida, o un zapato por aquí y otro por allá. En la mayoría de los casos necesitan orden y nos emocionamos porque pensamos que tenemos una hija o un hijo súper ordenado. Pero es una ilusión óptica. Cuando surge la imaginación, esta fantasía se esfuma y se transforman en personas que ven recursos en todo lo que encuentran para jugar y desarrollar su imaginación en explosión: una mesa es un barco, una silla es una atracción de la feria, unos zapatos son un vehículo para los clics… ¡y las usarán! ¡Fluyamos con la vida!

En definitiva, es una etapa maravillosa, asociada a una riqueza fascinante en le juego y en el lenguaje, como hemos explicado antes. En ella, os aconsejamos que cojáis un buen sitio en el sofá y os dediquéis a admirar lo que ocurre ante vuestros ojos y que si podéis, os impregnéis de esa magia tan maravillosa que nos regala la infancia en su evolución.