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¿Por qué los niños y las niñas hacen volteretas?

16 de Febrero de 2024 Categorías: Nos gusta

¿Por qué los niños y las niñas hacen volteretas?

Queremos recuperar un artículo muy interesante que ya publicamos hace tiempo y que guarda toda la vigencia. Allá va para todas aquellas que os lo perdisteis y lo podáis disfrutar tanto como nosotras.

¿Por qué los niños y las niñas hacen volteretas?

El primer sentido que desarrollamos es el sentido del equilibrio. Es vital para la postura, el movimiento y el sentido de "centro" en el espacio, el tiempo, el movimiento, la profundidad y uno mismo.

Todas las sensaciones circulan a través del mecanismo del equilibrio (sistema vestibular), en el nivel del tronco del encéfalo, antes de pasar a la región especializada del cerebro. Así pues, todos los sentidos de los que el niño dependerá para el aprendizaje están vinculados al equilibrio.

 

Para el bebé recién nacido, la percepción y la moción son una misma cosa. No es consciente de que sonido y movimiento, visión y tacto son sensaciones diferentes, porque para él todas se fusionan en una sola experiencia o sentimiento. La moción es el primer lenguaje del bebé, y cuanto más elocuente sea su lenguaje primario, más rápidamente desarrollará sus capacidades de expresión, de exploración y desarrollo.

La estimulación de los mecanismos de equilibrio es una parte integral del crecimiento del embrión desde la concepción. Siendo cada movimiento que hace la madre, dentro del entorno protegido del útero. Después del nacimiento, los sentimientos siguen percibiendo a través de un vasto repertorio de patrones de movimiento: desde estar acostado, dar patadas, girarse, sentarse, gatear y arrastrarse, hasta caminar, correr, saltar, columpiarse, rodar y hacer volteretas. Se producirán las conexiones entre el aparato vestibular y los centros superiores del cerebro a través del movimiento. El mecanismo de equilibrio, el cerebelo y el cuerpo calloso necesitan entre 7 y 8 años para mentalizarse; durante estos años, la estimulación vestibular es el ingrediente natural de cada juego del niño.

El bebé comienza con la repetición constante de movimientos de brazos y piernas, practicando la extensión y la flexión de los músculos y entrenando la coordinación óculo-manual.

El bebé de ocho meses que rueda adelante y atrás sobre el suelo, sin un objetivo concreto, está preparando su equilibrio para sentarse, ponerse de pie y finalmente caminar. En cuanto a él, cuando se mueve, el mundo se mueve con él, y cuando él se detiene, el mundo permanece quieto. Gatear es, pues, un puente importante, que le capacita para combinar el sistema vestibular, el propioceptivo y el visual por primera vez. El caminar no aumenta sólo la movilidad, sino que también permite mantener la independencia de las manos. Estos son los primeros niveles de aprendizaje que tendrá que practicar e integrar con los otros sistemas. Por lo tanto, durante los primeros años, el movimiento es el vocabulario primordial y el lenguaje está basado en el cuerpo. El control voluntario del movimiento sólo se puede desarrollar a través de la ampliación de los horizontes del movimiento.

El niño y la niña de 3 a 6 años que salta, da vueltas y rueda continuamente mientras avanza por la calle, está todavía aprendiendo a controlar su equilibrio, porque el nivel más avanzado de equilibrio es la capacidad de mantenerse quieto. La acción de No-movimiento requiere funciones de todo el cuerpo, y requiere que los grupos de músculos operen en conjunto, sin ajustes continuos, significa el logro del control postural maduro. El niño que no puede mantenerse quieto, instintivamente sabe que su equilibrio todavía necesita práctica. Lo que no puede mantenerse en la acera cuando ve un muro bajo que se extiende a lo largo de la acera, y debe subirlo y bajarlo una y otra vez, está entrenando su control muscular, la percepción de la profundidad y la integración visual motora. Hacer la rueda o hacer saltos mortales facilita aún más la separación del movimiento y otras sensaciones, porque sólo cuando el niño tenga control del movimiento podrá poner atención a otras experiencias.

La hiperactividad y el déficit de atención pueden ser dos signos de inmadurez de la función del sistema vestibular. Como padres, madres y maestros, tenemos tendencia a implorar que nuestros niños y niñas hiperactivos "se estén quietos" y "se sienten bien". Se ha comprobado que los niños hiperactivos a los que se permite hacer vueltas durante 30 segundos en ambas direcciones, muestran un aumento de su límite de atención de 30 minutos después del ejercicio, lo que sugiere que necesitan estimulación vestibular para "poner en marcha su cerebro ".

Nuestros ojos funcionan desde el circuito vestibular del cerebro. Nuestros oídos comparten el mismo nervio craneal y el sentido del tacto está íntegramente vincular al sistema vestibular a través del movimiento de las células ciliares, que tienen los receptores localizados en la dermis de la piel. Si el movimiento es el primer lenguaje del niño, las sensaciones son el segundo. Sólo cuando la moción y las sensaciones están integradas, entonces podrán desarrollarse plenamente las habilidades del habla, la escritura y la lectura.

Cuando nuestros niños y niñas dan vueltas y giran, están concentrados en su primera lección.

Sally Goddard Blythe
Institute for Neuro-Physiological Psychology (Austràlia)
Artículo original publicado en la revista First Steps

FOTO portada: Foto de Jordan Whitt en Unsplash

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