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28 de Mayo de 2012 Categorías: Especial Jugar i Jugar

El jugar no tiene edad

El jugar no tiene edad es un artículo que hemos preparado con Elena Ferro para Kireei.

Hacía tiempo que queríamos hablar de la importancia de mantener vivas las ganas de jugar durante la edad adulta, era un tema que teníamos en el corazón y en la cabeza y que ahora, por fin, podemos compartir.

Esperemos que lo disfrutéis.

Foto de Megan Spelman

Niñez

Dónde se marchó aquel niño de rodillas descarnadas, con los bolsillos llenos de preguntas, de candidez, de ganas, de mente abierta y sincera. Despojado de los prejuicios que contaminan la sencillez de la tolerancia, del respeto…

Que perdonaba la mayor de las afrentas con el gesto más pequeño.

No conocía el rencor, no sabía lo que era el odio, vivía la vida jugando a vivirla, lloraba antes de reír, reía antes de llorar…

Dónde se marchó aquel niño de rodillas descarnadas, que nunca quería dormir para continuar soñando, que sólo se detenía cuando el agotamiento se lo llevaba, que no entendía el por qué de las diferencias que designan diferentes, marginales…

Que construía mil mundos en lo sutil de un matiz, solamente poseía la energía de la ilusión, el poder de la verdad, la fuerza de la inocencia, la sabiduría de la ignorancia…

Sigo escudriñando entre mis recuerdos para que no me lo arrebate el olvido. Respiro con el anhelo de rescatar un pedazo de la esencia de aquel niño de rodillas descarnadas…

José Ramón Marcos Sánchez

Foto de Megan Spelman

Se dice de Astrid Lindgren que nunca resistió la tentación de trepar a los árboles. Esta mujer extraordinaria, madre literaria de Pippi Längstrump, jamás olvidó su niñez y supo mantener el espíritu del juego durante toda su edad adulta. Bailarines, escritores, dibujantes, fotógrafos, payasos, científicos… algunos famosos y otros anónimos pero siempre enamorados de su profesión, todos tienen una cosa en común: mientras creen que trabajan, en realidad están jugando. ¿Cómo? ¿Jugando? ¡Estamos haciendo cosas muy serias!, exclamaran los menos conscientes del enorme poder del juego. De hecho, jugar es una de las cosas más serias que podemos hacer.

Foto de Begoña Romeu Foto de Begoña Romeu

No es fácil mantener vivo el espíritu del juego durante la edad adulta. Algunos expertos hablan de un abandono prematuro del juego con juguetes en torno a los 9 años. Observad que hemos dicho “con juguetes”. No solamente se juega con juguetes, pero es la forma de juego infantil más obvia y reconocible por los adultos. Cuando un niño siente que es “demasiado mayor” para los juguetes, inventa otras maneras de jugar, porque la necesidad persiste y si no se cubre, pasa factura.

Si la presión social ya hace efecto a tan tempranas edades es fácil comprender que las exigencias laborales nos empujan hacia empleos que no hacemos por placer sino por necesidad, trabajando a las órdenes de otras personas. Se nos educa para hacer caso a lo que dicen otros que saben más que nosotros y, poco a poco, nos lo vamos creyendo y, sin darnos cuenta, acabamos haciendo lo mismo cada día y perdiendo las ganas de continuar aprendiendo y experimentado.

Astrid Lindgren Astrid Lindgren

Pero no todo el mundo cae en este pozo, algunos consiguen superarlo y se convierten en personas socialmente reconocidas como creativas, emprendedoras. Al ejemplo de Astrid Lindgren, que supo conectar con su propia infancia para crear sus libros para niños, podemos unir el de otros a escritores, como Gianni Rodari –maestro del juego con las palabras– o Roald Dahl –siempre poniéndose de parte del niño, sin paternalismos, de igual a igual. Pero no solo trabajando para los niños se puede seguir jugando. Steven Spielberg ha llevado al cine ideas que imaginó cuando era pequeño. Charles Chaplin conservó la visión inocente, juguetona, honesta y crítica de la infancia en sus películas. Lluís Raluy, payaso, ex-acróbata, ex-hombre bala, propietario del circo que lleva su nombre y nómada por vocación, es también una eminencia en matemáticas que ha llegado a dar conferencias ante Stephen Hawking, otro ejemplo de espíritu juguetón aunque su discapacidad física le impida el movimiento.

 

Numerosos estudios revelan que las partes del cerebro que se activan mientras hacemos algo que nos apasiona, ya sea profesionalmente o por puro placer, son las mismas que se activan cuando jugamos de pequeños. Y es que, si nos observamos con detenimiento, nos daremos cuenta de que los adultos cambiamos muy poco respecto al niño que fuimos. Normalmente continuamos teniendo los mismos gustos y las mismas aficiones que cuando éramos pequeños. Con un poco de suerte aquellos gustos se habrán convertido en profesiones y nos podremos dedicar a lo que toda la vida nos había apasionado. O quizá no lo hemos podido hacer profesionalmente pero lo mantenemos como un hobby: coser, cantar, tocar un instrumento, practicar un deporte… Hay mil maneras de mantener vivo el espíritu del juego. A veces, es simplemente una actitud vital.

Foto por Álvaro Sanz Foto por Álvaro Sanz

Pero volvamos a los niños. Está muy extendida la idea de que los niños aprenden muchas cosas cuando juegan. Sobre este punto querríamos hacer un matiz importante: no es que jugando aprendan; ¡es que si no juegan, no aprenden!

El tema del juego de los niños es absolutamente apasionante; una vez te animas a dar tiempo y espacio a los niños para que jueguen libremente y los observas no puedes más que reconocer que dificilmente en nuestra vida volveremos a encontrar una fuente de placer tan grande y duradera como la que nos aporta el juego durante la infancia. Es el placer que se obtiene haciendo algo que te motiva intrínsecamente; es decir, que haces porque te surge de dentro, sin necesidad de razones, y sin esperar ninguna recompensa, premio o reconocimiento por ello.

Foto de Megan Spelman Foto de Megan Spelman

El juego nos impulsa a explorar, a considerar opciones que podrían parecer descabelladas, a inventar, a salir disparados en mil direcciones diferentes e inesperadas. Pero también nos invita a persistir, a concentrarnos, a abstraernos del mundo, a poner toda la atención en lo que nos apasiona. ¿O acaso hemos visto a alguien más concentrado que un niño que juega poniendo toda su alma en ello? De este modo, el juego consigue obrar el milagro de que sin buscar nada, lo tengamos todo.

Queremos citar literalmente a Rodari y Pescetti porque sus reflexiones nos parecen muy acertadas e ilustrativas:

Jugar con las cosas sirve para conocerlas mejor. Y no veo la utilidad de poner límites a la libertad del juego, que sería como negarle la función formativa y cognoscitiva. La fantasía no es un ‘lobo malo’ del que haya que tener miedo, o un delito a perseguir permanentemente con puntilloso patrullamiento. (…) La función creadora de la imaginación pertenece al hombre común, al científico, al técnico; es tan necesaria para los descubrimientos científicos como para el nacimiento de la obra de arte; es incluso condición necesaria de la vida cotidiana…” (Gianni Rodari

De la misma manera que a los cuentos se los utilizó como vehículos de mensajes morales, a los juegos se los usa con objetivos pedagógicos. Lo repetiremos: las lecciones disfrazadas de juego son una trampa que el niño siempre reconoce. (…) Sólo una sociedad enferma como la nuestra necesita una justificación para permitir el juego.

En el otro extremo están quienes utilizan los juegos como elementos de mero entretenimiento, de distracción, para calmar a los niños cuando el grupo está muy excitado. Hacer esto es como utilizar un piano para sostener libros o una guitarra para leña; se puede, pero nos estamos perdiendo lo mejor.

Un juego es una totalidad muy compleja que apunta a una infinidad de aspectos. No es una herramienta de adiestramiento. Se parece más a una obra de arte: nadie ve un cuadro para desarrollar su sensibilidad al amarillo. Podríamos decir que un juego es como una obra de arte (en la mayoría de los casos: anónima y colectiva) que sólo existe cuando se la practica y para quienes la practican, no para los que miran de afuera. (…)

Una actividad lúdica bien utilizada es una poderosa herramienta de cambio. Los juegos son herramientas de la alegría, y la alegría además de valer en sí misma es una herramienta de la libertad.” (Luis Pescetti)

Foto de Megan Spelman Foto de Megan Spelman

Algunas citas cortas que nos gustan y condensan lo que queremos transmitir:

El trabajo no es lo opuesto al juego”. (Stuart Brown

Los juegos son la forma más elevada de la investigación. (Albert Einstein)

No dejamos de jugar porque envejecemos, envejecemos porque dejamos de jugar.” (George Bernard Shaw)

Al hilo de la última cita, nos viene a la cabeza un video de Sigur Rós que no podemos ver sin emocionarnos:

En Kireei a menudo encontramos ejemplos claros de esta forma de vivir: gente creativa que intenta hacer de su pasión una manera y un estilo de vida. Por eso creemos que aquí tenemos el mejor escaparate para hacer esta reflexión y para celebrar el Día Internacional del Juego, que pretende recordarnos que el juego es un derecho de los niños – tal como expresa la Convención sobre los Derechos del Niño – y también una práctica recomendable a cualquier edad por sus beneficios en la salud física y mental de las personas. Si os apetece os podéis adherir al manifiesto a favor del juego impulsado por la Asociación Internacional por el derecho de los niños y niñas a jugar.

Foto de Álvaro Sanz Foto de Álvaro Sanz
Foto de Álvaro Sanz Foto de Álvaro Sanz

Os damos las gracias a todos los que de forma pública o anónima continuáis jugando y os animamos a difundir este espíritu juguetón. Como dijo Maria Montessori: “si el cambio y la salvación han de venir por algún lado, solo puede ser a través de los niños”. Nosotras añadimos que el secreto es dejar que el niño que fuimos, el que tenía ganas de aprender, conocer y hacer, se manifieste sin miedo en el adulto que somos. Este es el verdadero trabajo que hay que hacer: empezar por conectar con nuestro propio espíritu del juego para después poder conectar con el de nuestros niños y permitirles jugar en libertad.

¡Feliz Día del Juego! Elena Ferro. elenaferro.blogspot.com Claudia Díaz y Carmen Granados. www.jugarijugar.com

 

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