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23 de Diciembre de 2013 Categorías: Especial Jugar i Jugar

Noche de Reyes, la noche mágica.

Foto de Foto de "tea on the moon"

Se aproxima una de las épocas del año más bonitas para los niños: la Navidad y, especialmente, la Noche de Reyes. Muchas familias empiezan ya en estas fechas a darle vueltas al tema de los regalos: algunos niños ya escriben la carta y los padres y las madres se enfrentan al dilema de escoger los juguetes más adecuados, los que producirán mayor ilusión, los que serán recordados con nostalgia años después. Sí, la elección de los juguetes es muy importante. Pero nosotras pensamos que la magia de estas fechas recae sobre todo en otros factores que a veces nos pasan desapercibidos. Lo más importante de la Noche de Reyes no es dar respuesta a una lista de regalos pedidos por los niños sino la construcción de unos recuerdos llenos de momentos especiales, sensaciones inolvidables y detalles que van mucho más allá de lo que es puramente material.

Nuestros hijos no recordarán al cabo de los años todos los juguetes que recibieron. Quizá recordarán algunos en concreto, que irán ligados a experiencias importantes o a etapas madurativas clave. Pensemos qué juguetes recordamos nosotros mismos de nuestra infancia: quizá una bicicleta, un juego de construcción, un circuito de coches, una muñeca especial... No sabemos cuales serán los juguetes que permanecerán en la memoria de nuestros hijos el día de mañana. Pero lo que sí quedará grabado para siempre es el tiempo y el amor que dediquemos a rodear aquella Noche Mágica de pequeños gestos y detalles. Se trata de adoptar una actitud que puede llegar a transformarnos como personas y a cambiar, incluso, nuestra escala de valores, porque preparar una Noche Mágica implica dedicación, un gran trabajo de observación, mucha generosidad y una buena dosis de ilusión.

Algunas ideas:

- Cocinar juntos unas galletas para la cena de los Reyes.

- Ir a esperar a los Reyes con unos farolillos hechos a mano para la ocasión.

- Música sonando cuando nos levantemos de la cama, la mañana de Reyes.

- Encontrar tres vasos antiguos que los Reyes han usado durante la noche y que se han dejado olvidados en la mesa de nuestra cocina.

- Restos de incienso o mirra por los rincones.

- Una cabaña hecha con una sábana vieja y con los regalos dentro.

- Huellas de los Reyes y de sus camellos en el pasillo de casa.

- Una nota escrita por el paje real con letra enrevesada encima de la mesa.

Quizá conozcáis la preciosa historia de J.R.R. Tolkien que, durante más de 20 años, escribió cartas de Papá Noel para sus hijos (desde que el mayor tenía 3 años hasta que la más pequeña cumplió los 14). Tolkien creó para sus hijos un mundo mágico, habitado por Papá Noel, su secretario, el Oso Polar del Norte, elfos, gnomos, muñecos de nieve y muchos otros personajes. Las cartas iban escritas con una caligrafía muy cuidada e ilustró él mismo las cartas con una constancia y dedicación admirables. La correspondencia entre los hijos de Tolkien y Papá Noel no se interrumpió ni siquiera durante la Segunda Guerra Mundial.

Nosotros quizá no tengamos las habilidades literarias de Tolkien, pero podemos poner en juego nuestra imaginación para regalar a nuestra familia unos momentos de magia que, como todo lo bueno de la vida, son gratis.

¡Felices fiestas y que paséis una preciosa Noche de Reyes!

Carmen y Claudia

Texto de Jugar i Jugar con la colaboración de Elena Ferro

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